SOBRE NUECES AMARGAS, Y CÁSCARAS RUIDOSAS
Creo que lo que uno intenta decir a través de un libro es,
fundamentalmente, lo que le pasa. Sé que parece generalizado e incluso erróneo,
pero el que escribe una novela, y al hacerlo, se mete en los personajes, se
conmueve, los perfecciona, porque lógicamente hay una trama que mantener con
cierto dinamismo, que haga de eso una forma de comunicación hábil.
Se tiene que notar
que sufren, se alegran, se enojan, en torno a
un contexto llamado trama.
¿Y cómo puede alguien
escribir sobre estas cosas sin antes indagar sobre la propia experiencia como
ser humano?
Yendo a un ejemplo extremadamente distinto, podríamos decir en ese caso, que en los libros de
matemáticas, nada de eso sucede.
Claro que no.
Pero en ese caso y en miles similares, se trata de
transcripciones en las que los caracteres cumplen un rol directamente técnico.
Pero tomemos mejor el
ejemplo del libro, que viene directamente del autor.
Si es un matemático observaremos que en ese juego de
planteos, problemas, soluciones, tuvo que poner además del talento, la pasión
por resolver tantas cosas complejas, y si bien su comunicación es bastante
indirecta, nos muestra claramente su deseo de acompañar en el aprendizaje, a
aquel que lo lee para cultivar su conocimiento, como también en su rol de
benefactor, en el aspecto social, educativo, y por supuesto con la noble idea
de aportar de sí, para ampliar y mejorar el funcionamiento del el engranaje de
esa compleja maquinaria gigante en la que tanto se nutren otras ciencias.
El hecho de que lo escrito haya tenido que pasar por un
proceso de elaboración para luego trasmitirlo, requiere, mas allá de la
temática que se desarrolla, un ejercicio intelectual de descripción,
elaboración, complejidad, observación, comparación, etc…
La manera mas ilustrativa, sin dudas, es con una carta.
Saludo formal…(Protocolo), con el deseo de hacerle llegar
las siguientes inquietudes…(Motivo),etc, luego del pechazo, se agrega el saludo
final en concordancia a los modales que se vienen usando en el desarrollo
anterior.
Claro está que el lenguaje afectivo en un caso así, es más
estricto y limitado. No hay lugar para el trato informal.
Pero hay ciertos malabares entre lo formal y lo informal que
valen la pena tener en cuenta cuando el fin es comunicar hacia la sociedad, pero
buscando llegar a la parte afectiva del lector.
Un ejemplo de esto, el más básico tal vez suele ser el modo que acostumbran los autores
de libros de autoayuda, en donde todo parece transcurrir en primera y segunda
persona. Tú puedes, como propuesta, y yo puedo como ejercicio.
El escritor desde el comienzo busca conquistar al lector,
con una desesperada inclinación en su interés hacia un objetivo, el mercado,
aunque de modo indirecto, valiéndose de un refinado disimulo, mientras muestra
un interés “directo” en el bienestar del lector, a cambio de un bombardeo de
frases optimistas, y adulando sobre la parte débil del mismo, con promesas de
cambio casi espontáneas, e incluso mágicas.
Esta realidad, o fenómeno sucede como parte de una cultura
del facilismo.
Solo me resta decir, que en este blog, lo que sigue, no puedo comentarlo por ahora.Porque sigue, pero al dorso.
Solo me resta decir, que en este blog, lo que sigue, no puedo comentarlo por ahora.Porque sigue, pero al dorso.